No importaron los dolores musculares y de cabeza, las enfermedades crónicas o la loza de los años, pues la música en sus diversos géneros hizo que hasta los más conservadores se pararan a gastar la suela de sus cacles con Caballo Dorado y su tradicional ritmo de “No rompas más…mi pobre corazón…”, y aquí René indicaba el camino a seguir, por lo tanto Gina, Paty y Pancho, Juan y Luz, entre otros bailarines se dieron gusto como no ocurría en años.
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